Algunas propuestas de crónica
Publicado por Emilia , martes, 20 de abril de 2010 19:45
Gente, lo prometido es deuda, así que acá les acercamos una selección de crónicas escritas durante los últimos años por alumnos de taller. Lindas, interesantes y bien distintas, para que vean diferentes acercamientos al género.
- "Arte no es museo", por Gerardo Oroz. Una visita al Centro Cultural Recoleta.
http://pinoespiral.blogspot.com/2009/12/arte-no-es-museo.html
- "Desde los muros, una forma de estar en libertad", por Malva Marani. Visita a la muestra de arte "Desde los muros", con obras realizadas por un grupo de internados del Servicio Psiquiátrico Central de Varones y chicas del Instituto Correccional de Mujeres.
http://papelsobrepapel.blogspot.com/2009/07/desde-los-muros-una-forma-de-estar-en.html
- "De guitarras y piyamas", por Magdalena Elorza. Un recital en el Centro Cultural de la Cooperación.
http://escribiendoenservilletas.blogspot.com/2008/05/de-guitarras-y-piyamas.html
- "Buffalo ´66/The Brown Bunny/Quadrophenia: Pernoctar en el Malba", por Lisandro Gallo. Acerca de unas películas que pasaron en el MALBA.
http://papelesderuta.blogspot.com/2010/04/anexo-cronica-cultural-iii.html
-"Cuba. La Revolución y la Havana Cntemporánea", por quien suscribe... Acerca de la muestra de fotografía que da nombre a la crónica, en el Palais de Glace.
http://unkibbutzdeldeseo.blogspot.com/2008/05/cuba-la-revolucin-y-la-habana.html
-"Que estas en los cielos", por Romina Méndez Furlano. Sobre un espectáculo en el teatro San Martín. No aparece en su blog, así que la reproduzco a continuación.
Qué las disfruten!
Saludos,
Emilia
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QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, por Romina Méndez Furlano
"En el principio la tierra era informe y desierta
y las tinieblas cubrían el abismo,
entonces apareció la luz
“Ni olvido ni perdón”, grita una pared de la avenida Corrientes, que entre sus luces de glamur y el brillo de sus artistas alumbran los carros de cartoneros. Mil líneas de colectivos, pasan perros, pasa gente, corre gente. La pared subsiste y el mensaje que sostiene pronto se perderá en la vorágine de la ciudad y su cultura. En época de elecciones lo tapará un manto blanco y unas letras imprenta mayúscula que incitan al voto, nombran al candidato y a la lista partidaria…
Estoy llegando, me espera el incierto momento de sentir, de dejarme llevar por esta tímida propuesta, simple, aparentemente. “Que estás en los cielos”, espectáculo teatral, presentado por la fabrica inaudita de sonidos, músicos en vivo, performance, teatro de sombras, fotografía, video, artes plásticas, diseño sonoro y visual del espacio, electroacústica y sonido envolvente… Eso decía en la cartelera del teatro cuando llegué. Son las 20:17hs, esperamos en el pasillo de la sala Enrique Muiño, ¿Quién habrá sido? Preguntan por ahí ¿Por qué lo matan? Me pregunto yo, el pasillo se llena y un aroma a inquietud comienza a sentirse.
20:30hs, un hombre de uniforme” muy cultural”, con chalequito negro y camisa blanca a rayas, nos abre la puertas de la sala, entramos primeras como campesinas en un subte a la 6 de la tarde, nos sentamos en la mitad y al medio de la sala.
El ambiente era el imaginado, (El teatro San Martin) pero no el típico al que estaba acostumbrada, teatros populares, comida, vaso grande de gaseosa, y acomodador…
Todos en silencio, creídos intelectualoides con mirada de descubrir el verdadero mensaje. Como si ir a ver “El champagne las pone mimosas” no fuese cultura. Al lado nuestro se sienta un grupo de “señoras”, tres cotorras cincuentonas que no paran de susurrar lo bueno de haberse quedado solas, y disfrutar de su tiempo libre. Se apaga la única luz, todo era oscuridad, sombras.
De pronto de los costados arriba una peregrinación camino al escenario, ¿Muerte, nacimiento?, ¿Cielo o infierno? Voces extrañas, satánicas, dialogo de violencia al revés, de impronta un juego de luces y sombras completan la escena junto a un cubo, con una sombra queriendo escapar, metáfora fina de nuestro cuerpo como cárcel, nuestra cultura, nuestro status, nuestra vida como prisioneros de aparente normalidad. Al otro costado un viejo, no tan viejo, dormido parecía parte del espectáculo que yacía como espíritu entre las nubes de la pantalla, y junto con el armónico sonido de sus ronquidos formaba parte completa del show.
La obra en sí muestra un vertiginoso mundo de ensueños sonoros y visuales humanamente intervenidos por tecnologías modernas y primitivas. La búsqueda individual de nuestro propio cielo y el encuentro de nuestro inevitable infierno. Este nuevo espectáculo presenta música electroacústica, música popular de carácter ritual, y la irrupción de nuevos lenguajes en escena. Toda la música y la puesta son de Richard Arce, o más conocido como el guitarrista de Calamaro, un genio de la electroacústica, perdón por la subjetividad pero tengo mi corazoncito ahí.
Me distraigo de tanta abstracción, me satura, me opaca, una pareja de baboseados adolescentes sentados adelante no hacen más que transitar sus residuos salivales de boca a boca, cubren un cuarto de pantalla dejando en el paisaje una mancha redonda negra en forma de cabeza, tal vez por eso fue que no me llegó el mismo “mensaje”. Me vuelvo a conectar, ET, teléfono, casa…Las sombras lo cubren todo, soledades y silencios, golpes en la mente, me niego al miedo, se siente el impacto, pensamientos mezclados entre almohadas y cielos, misterio que se agiganta con el pasar del tiempo, envistiendo tempestades alentadas por el viento, imágenes de hormigas, moscas, sangre, sexo, Jesús en la cruz manchado con humedad. Lucha por la supervivencia, matar al otro, los latidos del corazón son cada vez más fuertes, me aturden. La curiosidad invade mi pensamiento, quedando callada como silencio de hielo, escuchando hasta el aliento.
Se pide la conversión del mundo, el arrepentimiento, echado del paraíso, refugiado en el infierno terrenal. Se escucha la sirena de los bomberos. Su sombra, su pecador, representante del mundo, del ser humano y su miseria pedía el perdón de los inocentes, y de los que no lo son, perdón por lo que hicimos, y por lo que no hicimos, perdón por no saber perdonar. Perdón, un acto infinito sin promesas. Suspiro, prenden las luces y nada pasó aquí…Fugaz, pero extremo y profundo.
Comprendí que no nos debe dar vergüenza hablar con Dios, y pedirle perdón por nuestros pecados. Padre nuestro que estás en los cielos. Se aproxima el final, los cielos se abrirán y Dios se enojará. Él reza por el mundo y pide el perdón para todos.
Nos levantamos murmurando y al pasar se escucha- “¡que terrible, final...!!” adjetivo ambiguo en la oración, me dio curiosidad saber su calificativo, me acerco y le pregunto si le gustó la obra. María Teresa profesora de Letras de la Universidad de Buenos Aires. “ESTIMULANTE”, me contesta imperativa, el ser humano quiere encontrar la libertad, pero en la lucha termina quedando solo, la vida se le pasa rápido, buscando algo, no sabe qué pero busca, postergando la felicidad, la paz, la calma, pero después no hay tiempo y es demasiado tarde para darse cuenta. Seguía embalada Teresa, que terminó no sé cómo, cantándonos de su nieto varón y a qué escuela iba….
Miro en el celular la hora, eran más de las nueve, ruiditos en la barriga, hambre y sueño grita mi cuerpito, despierto desde las cuatro de la mañana…”Siéntate en la puerta y verás pasar a tu enemigo” termina de recitar Teresa…
Estoy afuera, en la noche de mi amada Buenos Aires, la noche confesora de pecadores urbanos, camino y camino por Corrientes, busco la parada del 26 que me lleva a Retiro, mientras, me sonrío cómplice de mi, mirando a mi alrededor miles de ejemplos de estos “echados del paraíso”, historias de noches mundanas, reina entre los reyes del cielo, belleza luminosa que incita ideas banales de conquistas.
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